¿Muchas páginas o un click? ¿Una enorme estantería o buena
memoria en el PC? ¿Tinta o teclas? ¿De qué depende la comodidad de leer en un
computador? ¿Es cierto los problemas de concentración o es cuestión de
adaptabilidad? ¿Qué tanto olor puede tener un libro como para anhelar leerlo?
Se habla de una tradición, ¿pero cuándo una tradición puede mezclarse con otra para
ser renovada y transformada? ¿De quién o de qué depende?
Cada una de estas preguntas puede tener una respuesta
totalmente diferente para cada persona. Se responden pensando en los gustos,
pueden ser hipótesis con argumentos elaborados pero de todas formas siguen
teniendo una mirada subjetiva. Lo importante es que no hay ganador. Ambos
pueden tener o no la razón, pues el debate de si el libro digital terminará por
acabar con el impreso apenas comienza.
Pensadores, científicos y especialistas en medios y
tecnología tienen diferentes perspectivas. Algunas investigaciones determinaron
que la lectura digital está dando origen a una
generación de "pensadores superficiales", cuyas mentes buscan
respuestas rápidas e inmediatas. Sin embargo, otros especialistas afirman que
todavía faltan décadas para comprobar los verdaderos efectos que el mundo
digital está ejerciendo en el ser humano.
Paradójico para los que defiende la idea que el libro impreso
reinará por siempre, se encuentran los registros de ventas de los libros
electrónicos, que según la Asociación de
Editores Americanos, durante el primer trimestre de 2010 las ventas de libros
se elevaron 16,6% respecto de igual período del año anterior, en tanto que las
ventas de e-books crecieron 184,8%.
Aunque los estudios indican que la velocidad con que leen las
personas a través de medios digitales puede llegar hasta un 20% más demorosa; las ventas de los aparatos de lectura digital
como los iPad, e-books y kindles aumentan.
Si bien los resultados de alguien que lee en papel o en una
pantalla pueden ser diferentes, lo cierto es que la Era Digital a la que
pertenecemos ahora nos invita a hacer parte de ella a como dé lugar. Por esto,
siendo el hombre un animal de costumbres, lo más seguro es que el cuerpo y
cerebro de las generaciones recientes y las otras que llegaran, se terminen
adaptando tanto a este cambio convirtiéndolo en parte cotidiana de sus vidas,
que algún día el porcentaje de lectura lenta será para los que lo hacen en
libros impresos en vez de digitales.